Desde la entrada en vigor del RD 56/2016 el 12 de febrero del 2016, donde se regula la obligación de determinadas entidades (organizaciones empresariales o similires) a realizar Auditorías Energéticas cada 5 años, no se ha producido el incremento en preparación y formación de los técnicos del sector energético y de la construcción que en principio se esperaba, optándose por reciclarse los técnicos que hasta entonces realizaban auditorías energéticas (no obligatorias).
Comentar que al contrario de las certificaciones energéticas, las auditorías se ven desde las entidades y empresas no solo como una obligación normativa, sino como una forma de reducir costes, aumentar la competencia empresarial y ofrecer una visión más respetuosa con el medio ambiente de cara de sus clientes.
Añadir a estas expectativas que muchas entidades no obligadas a realizar dichas auditorías, están optando a realizarlas por motivos económicos, estratégicos y de evaluación empresarial a largo plazo.
Uno de los grandes solicitantes de auditorías energéticas que no están obligados son los ayuntamientos, que ven en estos estudios de eficiencia energética una clara posibilidad de reducir costes y poder evaluar las posibles inversiones en eficiencia energética que tengan una mayor repercusión a medio y largo plazo, ya que las auditorías energéticas no hay que verlas como una evolución pasiva de estado actual de la entidad de estudio desde el punto de vista energético, sino como estudio de la evolución del consumo energético de la entidad en estudio.
Uno de los motivos que se baraja por lo que los técnicos no han optado en prepararse como auditores energéticos, es la decepción producida por la certificación energética, ya que muchos profesionales optaron por esta especialización, y la bajada de precios y de expectativas que se han producido en los últimos años con los certificados energéticos han degradado la repercusión que se esperaba de estos en el parque inmobiliario nacional.
En la actualidad las auditorías energéticas se están cotizando de forma consciente con el trabajo que conlleva. El estigma de documento obligatorio, pero no práctico que tiene la certificación energética, no se percibe en el caso de las Auditorías Energéticas, ya que el cliente recibe un estudio exhaustivo de como consume la energía y que propuestas podrían mejorar su consumo energético. En definitiva, la comparación que se ha realizado con la situación del certificado energético es muy distinta con la auditoría energética y por tanto la repercusión laboral es mucho más prometedora.
Añadir que otra reticencia de los técnicos por especializarse en Auditorías energéticas, es que el conocimiento técnico tiene que ser mayor, tanto en instalaciones térmicas, envolvente de edificios y procedimientos de eficiencia energética, ya que el Auditor Energético realizará los estudios energéticos independientes de cada elemento y luego compara y evalúa con otros nuevos en el proceso de la auditoría energética, teniendo que dominar tanto los elementos existentes en estudio como las propuestas técnicas. Es por esto que en las auditorías energéticas es normal las colaboraciones con otros técnicos especialistas en campos concretos.
Las exigencias de la Comunidad Económica Europea para que se aumente la regulación sobre el exceso de consumo energético y alto grado de emisiones en CO2, y la precisión social y mundial para generar normativas y cambios estructurales en el consumo energético que mitigue las consecuencias del cambio climático, esta aumentado las expectativas de futuro de las próximas décadas repercutiendo de forma notable en las expectativas profesionales del especialista en eficiencia energética.
No podemos olvidar los nuevos avances tecnológicos sobre energías renovables y los nuevos materiales y sistemas que hacen que los métodos de eficiencia energética sean más ventajosos y rentables, abriéndose nuevas expectativas laborales por cada nuevo sistema, necesitándose de un técnico para poder escoger la mejor herramienta o necesidad en función de las necesidades energéticas y ambientales de la entidad en estudio.
Estos avances y expectativas nuevas necesitarán de nuevos especialistas y profesionales, donde los auditores energéticos estarán muy bien posicionados ante estas especialidades laborales nuevas.
Todos los motivos expuestos en este artículo prometen un futuro prometedor y apasionado a los técnicos y profesionales de la eficiencia energética que apuesten por una especialización comprometida con el ahorro energético y colaboren en los cambios sociales y económicos que nuestra sociedad pueda demandar en los próximos años.